Se asegura que el inconsciente, esa parte de nuestro entendimiento, de nuestra mente donde localizamos ese misterioso espacio en donde se producen nuestros pensamientos y se cocina o achicharran nuestras ilusiones, nuestros deseos y planes, tiene la especial característica de no entender bromas.
Dicen quienes dicen saber del asunto que el inconsciente capta lo que decimos o pensamos de manera literal, tal cual vale decir que si por ejemplo alguien proclama que quiere casarse simple y llanamente, el inconsciente entenderá que se quiere es casarse y punto. Que, no me importa con quien que no se tienen parámetros y que se es capaz de aceptar a no importa quién como pareja.
Así las cosas, dicen quienes dicen saber del asunto que, llegaría una persona, que no necesariamente es la adecuada para quien ha asegurado que quiere casarse y viceversa, y muy probablemente, proceda a ejecutar lo dicho a casarse, con el consecuente resultado más temprano que tarde, de sufrimiento y dolor por lo que atraiga con la expresión-petición sin dicha sin pensar, sin reflexionar.
Con la palabra nombramos y llamamos cosas, personas, situaciones, de la misma manera al construir frases y oraciones, el pensar, el decir, el escribir podría convertirse en un conjuro, y atraer situaciones peligrosas, tanto personales, como familiares, comunitarias y nacionales, y planetarias también.
Todo es energía, también lo son el pensamiento y la palabra. La comunicación, la interpersonal y la periodística, constituyen un acto energético que habría que cuidar, y hasta crear un modelo de comunicación, tanto verbal como escrita basado en el AMOR, el AMOR en general, el que parte del corazón de cada quien y va a cada cual, a cada cosa de la creación, en una acción circular, sin fin, que se nutre permanente e infinitamente del amor que habita en el corazón físico, residencia del corazón espiritual, en cada quien y en cada cual.
Es por ello que decir no puedo, aunque sea en broma podría convertirse en una realidad no deseada.
Namaste. Que la Luz Vibral te acompañe!