El éxtasis de descubrir 3-4

El éxtasis de descubrir 3-4

El éxtasis de descubrir 3-4

Dilenia Cruz

Descubrir el placer de la lectura es una de las aventuras que si bien está impulsada por la educación formal en las escuelas, donde realmente es estimulada y desarrollada como una pasión es en el hogar. Mi madre y su hermana menor fueron las mujeres que incidieron en mi interés por leer.

Mi tía, quien es maestra y para ese entonces no tenia niña, fue una de las piezas de mi alfabetización. Más adelante, durante mi adolescencia, me entregaba novelas cortas y me asignaba tareas sobre las mismas y siempre tenía alguna recompensa sorpresa.

Mi madre, por su parte, nos pedía que leyéramos mientras ella planchaba o hacía alguna otra labor durante la noche. Entre sus lecturas favoritas estaban “15 Minutos en Compañía de Jesús Sacramentado”, y algunos salmos de la Biblia.

La continua repetición de las mismas lecturas, nos ayudaban a identificar y pronunciar con precisión cada una de las palabras, pero adicionalmente nos reunía a mi madre y mis dos hermanos en un mismo espacio donde, además, nos integraba como familia.

Para ese entonces, no teníamos televisión, mi madre no sabía leer ni escribir; tenía que hacer todas las labores de la casa, adicionalmente a pasar ocho horas en una fábrica de ropa, y tres niños desbordados en energía porque estaban en edades similares, por lo que debía encontrar una actividad que los tuviera vigilados y en armonía mientras ella realizaba sus labores sin enloquecer.

No sé si ella tenía un plan, si sus amigas le hacían recomendaciones de cómo mantener tranquilos a sus diablillos, o si su inteligencia aplicada era natural pero ahora, como madre, sé que fue un trabajo magistral.



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