Meses atrás quien escribe publicó un par de artículos referentes a los sistemas privados de generación y distribución de electricidad en el país, y entre los señalamientos, explicitamos lo referente a las tarifas. Si bien es cierto que teníamos algunas objeciones, también es cierto que destacamos y reconocemos la eficiencia, calidad y permanencia del servicio.

Subsecuente a dichos escritos otros medios también analizaron y expresaron su opinión respecto a estos sistemas, lo cual parecía iba a constituir tema para las discusiones del Pacto Eléctrico, hasta que una diferencia entre accionistas encendió una protesta entre comunitarios de la región de Las Terrenas, quienes reclamaban una reducción de tarifa.

La respuesta oficial fue una serie de reuniones, negociaciones y propuestas que culminaron en la interconexión de la provisión eléctrica desde las redes de Edenorte y Luz y Fuerza Las Terrenas silenciando los generadores que hasta la interconexión, proveían electricidad de manera muy eficiente.

El resultado real de dicho arreglo ha sido tremendo desencanto, insatisfacción y frustración de los comunitarios, quienes han visto sus facturas reducirse simultáneamente con una reducción también en el suministro de la energía, y prolongados apagones que han producido más pérdidas que el ahorro por reducción de tarifa.

Otro fracaso ha sido el intento de imposición arbitraria, ajeno a los consumidores, de un cobro de potencia, de tal magnitud que haría inviable el actual desarrollo turístico de la zona.

Parece que alguien o algunos pensaron en la clásica de Robin Hood; robemos a los ricos para subsidiar los pobres, pero que en este caso también ha conllevado una disminución importante en la calidad del servicio y sus efectos tan perjudiciales para el desarrollo turístico, sostén de vida de miles y miles de familias en la zona.

Talvez la solución al embrollo creado es reencender los generadores y buscar una mejor solución a la reducción tarifaria.