El dolo a la propiedad pública

Los robos al patrimonio nacional han sido tan frecuentes en estas últimas décadas que ya nadie se sorprende, no importa la magnitud de los mismos.

Si nos remontamos a los primeros años de la República, hay que recordar que se pensó alquilar la bahía de Samaná para una base de la Armada estadounidense.

En Sabana de la Mar, que también querían convertirla en base militar gringa en este siglo, todavía quedan vestigios, incluyendo una planta eléctrica que daba servicio hasta los años 80.

Por suerte, el Congreso Nacional se opuso en forma tajante a esa barbaridad, patrocinada la primera vez por José María Cabral, y luego por Buenaventura Báez, ambos ocupando de la Presidencia de la República.

Luego, de ese atrevido acontecimiento, por suerte fallido, han sido muchas las propiedades del Estado que han sido saqueadas por los mismos personeros que han detentado el poder político y económico.

Los casos descabellados de robo se han registrado por décadas contra el patrimonio nacional, y el caso en el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) es una vergüenza.

Luego, los hechos se han multiplicado en grado superlativo, como el de la Corporación de Empresas Estatales (Corde), que hace poco tiempo vendió el sector Los Tres Brazos.

Pero esos son los que más se han “batido”, ya que muchos se olvidan adrede.

Uno de los casos más patéticos y descarados es el del complejo La Barranquita de Santiago, donde particulares con apoyo de autoridades, porque algunos son dirigentes políticos, se han adueñado de millones de metros y no ha pasado nada, a pesar de que el Ministerio de Deportes lo sometió a la Justicia.

Sin embargo, no se ha hecho absolutamente nada. ¡Qué les parece! ¿ Qué hacer para detener estas barbaridades?