El director de Impuestos Internos, Magín Díaz, ha pronunciado uno de los discursos más directos frente a los empresarios de la Cámara Americana de Comercio para desnudar prácticas que distorsionan nuestro sistema tributario.

El funcionario fue muy específico al señalar acciones acometidas por contribuyentes para evadir sus responsabilidades fiscales, incluyendo aquellas que son amparadas por algunas leyes cuya revisión se hace impostergable.

En ese auditorio estaban sentados los mayores responsables de la inequidad social que hay en el país y también los mayores aliados para reducirla.

Demostró que tenemos un régimen tributario injusto y con muchas brechas para la trampa.

Quizás, todo lo que dijo Magín Díaz explica porqué todavía no se ha podido desplegar la mesa de la discusión para un pacto fiscal que permita al Estado cumplir sus obligaciones con la población, bajo el predicamento de que los impuestos bien administrados son el instrumento de solidaridad forzada.

Amén de la necesidad de que el Estado gaste de manera eficaz los recursos que recibe, las personas físicas y morales tienen la obligación de cumplir con sus compromisos tributarios.

El Director de Impuestos Internos debía saber que estremecería el auditorio ante el que hablaba, al cual encrespó de manera elegante y respetuosa.

Son justamente los empresarios los mayores responsables de las distorsiones y fraudes tributarios y, por lo tanto, sobre ellos recae la mayor responsabilidad de resolver esa situación.

Es hora de remenear el piso y poner los puntos sobre las íes de manera responsable.
Magín Díaz pronunció un discurso repleto de verdades como pocas veces se habían pronunciado con tanta firmeza.