El contagioso secretismo, ahora en la Policía

El contagioso secretismo, ahora en la Policía

El contagioso secretismo, ahora en la Policía

Uno de nuestros reporteros pidió a la Policía Nacional, a través de su departamento de Comunicaciones, unas estadísticas muy simples.

En ese departamento se le dijo que hiciera la solicitud vía la Oficina de Libre Acceso a la Información Pública.

Parece que en el departamento de Comunicaciones de la Policía desconocen la dinámica del trabajo periodístico y que han confundido la razón de ser de la Ley de Libre Acceso a la Información Pública.

Esa tendencia no es exclusiva de la Policía Nacional, otras dependencias públicas han adoptado esa malsana política.

¿Se imaginan, por ejemplo, que haya que acudir a la Oficina de Libre Acceso a la Información Pública para obtener datos oficiales de algún suceso de orden público?

El proceso burocrático tomaría días, si no es que lo judicializan.
Esta legislación se creó para quitar barreras que impidan el flujo de las informaciones públicas y sancionar a los servidores públicos que intenten impedirlo. Sin embargo, funcionarios han querido convertir la ley misma en una barrera.

En el pasado, a algún genio se le ocurrió que una manera de “eliminar la percepción” de inseguridad ciudadana era presentando las informaciones sobre los sucesos que ocurrieran en el país.

Más efectivo ha sido el uso de inteligencia delictiva en la lucha contra el crimen, el reentrenamiento de las fuerzas policiales, el acercamiento con la comunidad y el empoderamiento de la población.

El actual Director de la Policía Nacional se ha caracterizado en su carrera policial por ser un oficial inusualmente respetuoso del derecho a la información, por lo que esperamos aplique las vacunas de lugar para evitar el contagio del “secretismo oficial”.



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