El cólera de Haití

El cólera de Haití

El cólera de Haití

El brote epidémico ha llegado a Haití. Debiendo llegar a ser los primeros en contagiarse los guardias del regimiento del ejército dominicano circunscriptos a la zona sur, como una epidemia de escasa importancia, recordemos la experiencia de cuando el mismo llegó a nuestro país, en la zona turística del este, lo que sirve para explicar el turismo mismo que hemos estado llevando a cabo, su relación con los inmigrantes haitianos. 

Si el cólera llegara a desarrollarse en esa sola provincia, a quienes afectará con más intensidad será a esa misma población de inmigrantes; o puede ocurrir que el mismo afecte a todas las provincias, pudiendo colegir sobre su impacto, solo si somos capaces de estudiar al tiempo que practicamos sobre los casos encontrados.

Las instituciones de salud empiezan a admitir el desafío, y el gobierno dominicano le dará sin duda todo su apoyo, aunque los líderes oficialistas no estén en capacidad de ayudar mucho; ¿qué pasará en el país cuando el vibrión colérico llegue a los meses de verano?, ¿cuál será el número de casos?, ¿cuál será el interés del Estado?

La teoría del cólera no es sólo miasmática (contagiosa); es crucial la premisa de organizar la inmigración haitiana, en cuanto a lo que está permitido o lo que está prohibido durante el tiempo de la epidemia.

El comercio marginal de esta población es potencialmente perjudicial. La inmigración haitiana concentra serios problemas sanitarios en los centros urbanos, especialmente en relación al agua (no sólo en el agua embotellada, sino en las humildes monedas que sus manos acarician).

En este sentido, debemos creer que el recorrido que hará la epidemia no se deberá al factor geográfico, climático, sino a las reglas instauradas por la inmigración. Y esto servirá para cambiar nuestra idea de la frontera, nuestra concepción de la migración, de la planificación social.

Queda un último recorrido del cólera, y tiene que ver con el ambiente social, político, económico y cultural en el que nos desarrollamos.

No el de “prosperidad y paz”, que dice el gobierno existe, sino el que deberán atravesar en su extensión problemas semejantes, tomando en cuenta que del desarrollo de nuestras instituciones públicas no queda nada de su patrimonio.

Es por eso que ante el inminente y tenebroso problema que se nos viene encima, lo mejor que podemos hacer es activar la Comisión del Cólera, creada en el gobierno de Balaguer, dirigida por el reputado doctor Bernardo Defilló, y acompañarlo de algunos médicos historiadores, eso centralizaría en un solo organismo la labor de control el cólera.

 



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