Efecto ventorrillo en la política, desvanece posibilidad de cambio

Efecto ventorrillo en la política, desvanece posibilidad de cambio

Efecto ventorrillo en la política, desvanece posibilidad de cambio

Quiero compartir con ustedes mi visión sobre lo que podría suceder o no suceder, en las próximas elecciones presidenciales del 2012, en la Republica Dominicana. Todo depende de cómo se manejen las estrategias de los partidos emergentes frente a los campeones de la corrupción y la impunidad, abanderados por los partidos PRD y PLD.

Quizás sea un osadía de mi parte hacer comparaciones entre negocios y política, pero creo que vale la pena tomarse el riesgo, a lo mejor esta fórmula arroje un poco de luz a aquellos que no entienden mucho sobre las complicaciones de la política dominicana.

Para los que nos desempeñamos en educar y organizar comunidades en Nueva York, nos es fácil hablar de cómo se manejan las comunidades inmigrantes, los políticos locales y las grandes corporaciones, solo por mencionar algunos de los entes que inciden en la vida neuryorkina.

Si comparamos a los dominicanos, como inversionistas en negocios, con otras comunidades inmigrantes, vemos que estos se comportan diferentes. Por ejemplo, con enfatizar en los Chinos y Judíos, es suficiente para tener una idea de lo que quiero significar.

Los Chinos tienen por tradición que cuando alguien de su país llega a Estados Unidos, los residentes aquí se ponen de acuerdo para asegurarle, en el menor tiempo posible, un apoyo de inversión y así estos puedan emprender sus propias empresas. Al mismo tiempo les ofrecen apoyo en asesoría y relaciones comerciales de buena fe. Es por ello que vemos la proliferación de negocios chinos por doquier con posibilidades de éxitos y exitosos.

De igual manera los Judíos tienden a unirse en pequeñas corporaciones y desarrollar empresas con capitales individuales, lo que le permite también ser prospero en las áreas que decidan invertir. Independientemente de los privilegios asignados por  el Estado, los Judíos entre ellos aplican la filosofía asumida en la película de Padrino, pese a ser iltaliana: cualquier cosa que pase, bien o mal, se queda en familia, o sea se queda entre Judíos y entre ellos se resuelven.

Tanto los Chinos como los Judíos son dueños de cadenas de hoteles, corporaciones, firmas, tiendas, marcas reconocidas, bienes raíces, etc. Sin embargo en la comunidad dominicana sucede todo lo contrario, aunque parezca contradictorio decirlo, por lo siguiente:

Los dominicanos en Nueva York son dueños de la mayoría de las bodegas, el servicio de taxi, salones de belleza y pequeños restaurantes, oficinas médicas, etc. El problema gravita en que no le ha sido posible ponerse de acuerdo para crear una red de ayuda mutua. Por el contrario, todo el mundo quiere instalar un ventorrillo al lado del otro, no existe el espíritu cooperativista, ni se piensa en grande.

Es preocupante ver la competencia y a falta de unidad. Si alguien inventa algo bueno y esta prosperando, aparecen decenas que, inmediatamente, quieren desplazarlo. Todo el mundo quiere instalar su propia tienda aparte. Es por esta razón o debilidad que las grandes corporaciones llegan y desplazan con mucha facilidad. Los dominicanos son muchos, pero frágil, fragmentados y en desleal competitividad.

Hablando en el ámbito político, vemos como el pueblo dominicano ha demostrado, en más de una ocasión en las elecciones nacionales, alrededor de un 50%, no estar de acuerdo con los partidos corruptos tradicionales.

Ante este panorama surge entonces una pregunta elemental ¿cuál es o deber ser la propuesta alternativa?  En los últimos 20 años ha habido ofertas o propuestas que pudieron haber sacado al país del abismo en que lo han metido.

Sin embargo, la cultura del ventorrillo frente a esos partidos grandes, ha abortado varias veces esas propuestas progresistas con promesas de cambio.

Quienes más han aportado al proceso para eliminar esa conducta ventorrillera en la política ha sido la coalición formada por el PCT-MIUCA, la cual ha jugado un papel preponderante en la formación de varios frentes políticos.

El objetivo de estas propuestas ha sido claro, lograr la unidad de todos los sectores progresistas y descontentos del país, interesados por un cambio en la nación.  Es posible que sus propuestas tropiecen o estén contaminadas con fallas, pero estas se pueden dirimir en el camino.

Es posible que los pocos que han sido parte de estos proyectos tengan una visión corporativa de la política que choca con la mentalidad ventorrillera de “lideres” o políticos de izquierda o progresistas tradicionales, esos que no ven más allá de sus apetencias personales; los que al querer colocarse como los salvadores mesiánicos, imposibilitan el avance frente a la maquinaria destructora de los partidos PLD-PRD;

Cualquier oferta apuntalada a los blancosmorados, debe tener un comportamiento cooperativista.

Hay que ponerse de acuerdo en los objetivos, trabajar para desplazar a quienes ahogan y embrutecen al pueblo, a los corruptos y que corrompen, a los que matan la esperanza de vivir bajo un clima de paz y calidad de vida para todos.

Hay que deponer las actitudes de bodegoncillos; hay que acordar formar un rodillo demoledor, donde no existan competencias personales, sino más bien objetivos comunes apegados a la felicidad del pueblo.

El efecto ventorrillo en la política nos desvanece y fortalece al enemigo.

En estas elecciones venideras del 2012 debe darse un ejemplo, desprendiéndose de la competencia desleal.

Los dirigentes de los movimientos emergentes, de los partidos pequeños y personas independientes deberían sentarse en la silla de la humildad y escucharse uno y otro. Hay que escuchar la voz de la unidad por el bien de la patria.

Hay que dar muestra de que se pueden eliminar los ventorrillos, quizás buenos y válidos en sus contextos, para crear una gran empresa en la que el pueblo pueda confiar como agente de cambio.



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