Estados Unidos está a horas de inaugurar una nueva administración, que marcará un cambio radical, al menos de estilos y énfasis, en la Presidencia de ese país.

Más allá de las estridencias del candidato y luego presidente electo Donald Trump, hay oportunidades interesantes y retos relevantes en las relaciones con ese país, nuestro principal socio comercial.

Trump ha dado muestra de que la creación de empleos internos será una de sus prioridades, lo cual beneficia también a los cientos de miles de dominicanos que residen en ese país y que envían remesas a sus familiares que residen en territorio dominicano.

Se ha empeñado en devolver a Estados Unidos empleos que sus acuerdos comerciales llevaron a otros países, pero las industrias en las que se ha enfocado no son de las que se han instalado en zonas francas dominicanas.

Probablemente propicie revisión de acuerdos comerciales, una oportunidad que tendría República Dominicana para replantearse el DR-CAFTA, como ha propuesto el expresidente Hipólico Mejía, en cuya administración fue suscrito por el país.

La agenda norteamericana cambiará, sin dudas, y lo mismo ocurrirá en República Dominicana, donde tendremos hasta nuevo embajador, pues el actual ha anunciado su partida.

El Gobierno dominicano tiene que reenfocar su política diplomática frente a Estados Unidos, para aprovechar las oportunidades que puedan surgir con el cambio que se producirá y atender con tiempo los desafíos que puedan presentarse.