Para considerar una disfunción sexual el trastorno debe presentarse por lo menos durante 3 meses y ser persistente o repetitivo. Cada persona tiene su propia percepción de lo que es su deseo sexual normal basada en su cultura, experiencia sexual, características biológicas, su historial.

Dentro de las disfunciones del deseo sexual encontramos el deseo sexual hipoactivo (TDSH)que abordamos hoy y el deseo sexual hiperactivo.

En el deseo sexual hipoactivo encontramos que se pierde el deseo de tener encuentros sexuales, disminuyendo la frecuencia de estos, han disminuido o desaparecido los pensamientos y fantasías sexuales. Se puede presentar tanto en mujeres como en hombres, aunque se reportan mayores casos en mujeres, provocando en ambos gran ansiedad y angustia que afectan la relación de pareja.

Enfermedades como la diabetes, cáncer, trastornos cardíacos, obesidad, otras enfermedades crónicas y algunos medicamentos pueden disminuir el deseo de intimidad sexual y en las mujeres durante el embarazo, el postparto y el climaterio, a causa de los cambios hormonales, así también lo disminuyen factores psicológicos y emocionales.

En los hombres se presenta frecuentemente acompañando a fracasos laborales o económicos, experiencias sexuales insafistactorias, la rutina, temor a enfrentarse a ciertas mujeres y/o a enamorarse, disminución de la testosterona, otras disfunciones sexuales.

Es importante que la persona que nunca ha tenido deseo sexual o en la que ha disminuido mucho o desaparecido se consulte, pues es mandatorio hacer una evaluación para descartar origen orgánico y/o psicológico para instaurar el tratamiento o terapia.