Discurso y lucha contra la corrupción

Discurso y lucha contra la corrupción

Discurso y lucha contra la corrupción

Carlos Salcedo.

En su discurso del 27 de febrero Danilo Medina destacó el cumplimiento de sus metas en materia de estabilidad macroeconómica, salud, educación, transporte, seguridad e infraestructura.

Se destaca lo que dijo de que si las investigaciones demuestran que el proyecto de las plantas a carbón de Punta Catalina se realizó de acuerdo a los más altos estándares se finalizará en el tiempo y forma estipulados, al tiempo de indicar que no va a permitir que se detenga el progreso del país por intereses de unos pocos a los que les convienen el caos y el atraso.

El presidente abordó también el tema de Odebrecht y lo que para él y la Procuraduría General de la República son las bondades del acuerdo suscrito por esta con Odebrecht, declarando su respaldo a la labor del Ministerio Público.

Si importante fue lo que dijo también fue lo que calló. Su declaración de respeto a la independencia del Poder Judicial y de llegarse hasta las últimas consecuencias, “caiga quien caiga” y que no hay “vacas sagradas” fue correcta. Pero el escenario era idóneo para anunciar las medidas administrativas y normativas para fortalecer la lucha contra la corrupción de funcionarios y empresas que negocien contratos con el gobierno.

Una condición esencial del discurso populista es la identificación de un enemigo que vencer o una meta que alcanzar y una identificación con los reclamos populares, generando con ello un apoyo considerable de las ideas o acciones que se pretenden llevar a cabo.

No es hora de palabras ni de buscar chivos expiatorios, sino de acción. Muchos de los problemas que enfrenta esta administración son tan viejos como la fundación de la República.

Pero la determinación, manifestada con obras, de atacar la corrupción con acusaciones fuertes, sin exclusiones, y con sanciones drásticas de sobornantes y sobornados, prevaricadores y lavadores de activos ligados es una obra tan necesaria como inacabada.

Ojalá contar con la sincera y férrea voluntad del presidente, la correcta actuación del Ministerio Público y de los jueces y el reclamo permanente de justicia del pueblo. Solo así será posible librar una guerra exitosa contra esa ave de rapiña que mata y se come nuestro desarrollo: la corrupción.



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