Dime cómo andas y te diré quién eres

Dime cómo andas y te diré quién eres

Dime cómo andas y te diré quién eres

Las apariencias lo son todo. Al menos eso parece.

Un día fui a tomar unas fotografías con un compañero. Asistía regularmente a ese Centro para tomar testimonios y poder redactar historias. Siempre que iba entraba sin problemas, compartía, hacía mi trabajo y me iba.

Ese día justamente, me pidieron el carnet para entrar. Los que estaban en la entrada no me creyeron cuando expliqué que trabajaba en el mismo lugar que ellos.

El único factor «anormal» de ese día era: mi cabello rizo (natural), unos jeans, converse, y camisa. Mi compañero: barba grande, lentes gruesos, camisa de palmeras tropicales y tenis. Usualmente asistía con saco, camisa, pantalón de tela y cabello liso (o mejor dicho, con un salonazo). «Ambos parecíamos publicistas», señaló una de las implicadas en el hecho.

¿»Parecíamos publicistas»? por nuestra ropa, por lucir relajados, estar cómodos y ser nosotros mismos. Esa etiqueta por la apariencia o vestimenta de una persona es bastante atrasada en tiempos donde se promueven tanto los derechos humanos, la igualdad de género, inclusión social, la justicia social, etc.

«Esa parece megadiva» solo porque se operó alguna parte de su cuerpo y usa tres libras de maquille en la cara; “ese parece que fuma marihuana”, solo porque usa tatuaje, tiene el cabello largo y pantalones rotos; “mira esa se ve que no es fácil”, solo porque usa una falda corta, tiene muchas amistades masculinas y tacones altos, o “esa se ve inteligente” porque tiene lentes fondo de botella, usa camisa con sobretodo y pantalones de tela.

Decía Nicolás Maquiavelo; «Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos». La pregunta es; ¿qué es más importante parecer o ser?

Los estereotipos retrasan el progreso y el desarrollo. Impiden que las personas desplayen sus capacidades reales y por ende impiden el bienestar. Soy de las que piensa que cada quien debe ser como Es. Las personas vienen al mundo solo una vez como para perder el tiempo haciendo las cosas que no les gustan, que no les llenan o que no sirven para nada, solo porque la sociedad se lo impone.

Es inaceptable enjuiciar a una persona solo por como se ve o como viste. Eso hace que cada vez seamos más superficiales, que queramos ser más delgados, que no queramos usar nuestro cabello natural, que aunque haga calor tengamos que utilizar saco, corbata y camisa. Seamos nosotros mismos. Aprovechemos esta era de «globalización» para exprimir la verdadera esencia del ser humano, que es precisamente SER HUMANO.

Gracias.



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