Luperón prefería mandar en Puerto Plata y controlar la aduana allá y no venir a la capital a mal pasar… Trujillo puso a un particular a administrar la Lotería… Los proventos han enriquecido a muchos políticos.
Son actividades comerciales controladas por la autoridad, cuya administración o manejo es cedido a algún particular sin otro costo para el gobierno central o municipal.
La comunidad sale beneficiada con el servicio y a veces es tan rentable que quien lo opera debe pagar o compartir sus beneficios con la comunidad.
Pero falta transparencia.
Insisto con un ejemplo -tan bobo como las ideas de Rafael Herrera- citado antes: la Lincoln está bellamente sembrada de palmas canas. La cosecha de hojas, usadas para techar, y semillas, alimento para puercos, pudiera dejar más dinero del que costaría mantener esa vía más limpia que el patio del síndico… ¿Sabrá alguien el destino de esa “zafra”?