Leí ayer que el poeta Bob Dylan, en su carta aceptando el Nobel cuya presea rehusó recibir personalmente, dijo que nunca ha tenido tiempo para pensar si las letras de su música son literatura.

La Academia Sueca lo premió invocando que Dylan “ha creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición musical estadounidense”.

Desde principios de los ’60, Dylan movió conciencias refiriéndose a la guerra y los derechos humanos. Cuando viví en Saint Paul, al cruzar a Minneapolis pasaba siempre frente a la casita donde vivió Dylan al estudiar allá.

Literatura, si no recuerdo mal, es el arte que emplea las letras para expresarse; la música en cambio es un arte distinto aunque tenga letras.

Comparten origen pues los primeros géneros fueron poesía y teatro, cantados. Quizás don Bob se ve a sí mismo como músico y no literato.

Hasta un haikú es difícil juzgarlo solo sino como parte de un conjunto. La música, con letras de Machado o Arjona (de sublime a ridículo) bordea la literatura sin serlo propiamente…