“Día por día”

“Día por día”

“Día por día”

Leí ayer la glosa de una emotiva carta del cardenal López Rodríguez despidiéndose como arzobispo de Santo Domingo y pidiendo perdón por sus ofensas a personas y comunidades durante su larguísimo gobierno diocesano.

El amor de don Nicolás por su Iglesia ni sus buenas intenciones casi nunca fueron puestos en duda por quienes aún queriéndole fuimos críticos de esos “enfogonamientos”. (A propósito de fuego, el camino del infierno dizque está empedrado de “buenas intenciones”…).

Su lamento por rechiflas o disconformidad con él tampoco debe considerarse un asunto personal, sino resultante del insondable abismo entre prédica, mensaje, valores y todo el amor del Evangelio y las acciones, palabras, preferencias y boches del Cardenal, hoy humildemente menguado.

Desde espurias anulaciones torciendo el derecho canónico por conveniencia mediática hasta torvos guiños a políticos sin votos, su abuso del inmenso poder terrenal como príncipe celestial mereció susurradas imprecaciones incluso de fieles muy suyos.

“Váyase en paz” es lo menos que puede deseársele. Aunque todavía dan coletazos orondos monaguillos suyos, seguiré orando piadosamente por mi cardenal.



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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