La prensa extranjera resalta que Abinader admitió su derrota “a regañadientes” y “con resentimiento”. Deja mucho que desear este aspirante a estadista.

Por intrínseco o folklórico que sea “patalear”, protesta simbólica de perdedores, jamás dejaremos de ser vistos como un paisito atrasado hasta que habitualmente quienes pierdan demuestren civismo, madurez y calidad humana, admitiéndolo sin tanta vana inconformidad.

Al perder en 2000, Danilo Medina le evitó al país un atrabanco concediendo la elección pese a que el ganador solo tenía 49% sin la mayoría absoluta necesaria. Ahora la incordiada actitud de Abinader puede tener fatales consecuencias.

Los muertos y heridos en incidentes electorales se evitarían si los candidatos ejercieran auténtico liderazgo, controlando a sus termo-cefálicos y neandertales alérgicos a la transparencia democrática (que los hay en cada partido).

El patético resentimiento de Luis ha eclipsado el grandioso triunfo del PRM en la capital. Los mismos votantes que dieron 62% a Danilo también prefirieron al opositor Collado. ¿Cuál país con “dictadura de partido” permite ese pluralismo? ¿Será Luis otro Goliat para David?