Detrás de cada asomo de injerencia extranjera, siempre hay oculto algún dominicano inconforme que corre donde los rubios lloroso porque algo no salió como quería.

Lo más reciente es el caso de la JCE y la visita de un subsecretario de Estado americano, quien – según algunos opositores con menos votos que un club de dominó— vino a halarle las orejas a Roberto Rosario, presidente de la junta electoral.

Ha sido atinada la reacción de Rosario: si los Estados Unidos o cualquiera tiene alguna legítima preocupación en torno a la pulcritud en la organización de las elecciones, sus procesos incluido el conteo de votos o cualquier tema relacionado, debería claramente expresarla para que se pueda atender.

Lo demás es gadejo. Es como la “denuncia” de Abinader de una campaña dizque para debilitar su candidatura…

¿Es una “campaña” que todas las encuestas serias coincidan en que él perderá dos a uno? La oposición cuenta con apenas tres semanas para tratar de revertir su inminente fracaso electoral. Ojalá demuestren mejor juicio que hasta ahora…