Aparte de su emblemático jefe de huelgas, Waldo Ariel Suero, el Colegio Médico Dominicano cuenta con otra experta en paros para exigir mejoras salariales y es nada menos que la actual ministra de Salud Pública, Altagracia Guzmán Marcelino.
Y ella confiesa que las huelgas de los últimos 40 años han producido, más que nada, “grandes pérdidas” a la población, especialmente los más pobres. Aparte del tinte político de los huelguistas médicos, debería darles vergüenza reducir un colegio profesional tan viejo como la república a operar tal sindicato malo, pues no consigue casi nada para sus afiliados y sí perjudica muchísimo a la sociedad.
¿Dónde están las investigaciones científicas, los controles deontológicos, las jornadas de actualización o los aportes sociales del Colegio? La inmensa mayoría de los activistas de ese pésimo gremio son graduados de la universidad pública de modo que arrancan su vida profesional subsidiados.
A esos y los demás, la sociedad debería exigirles más seriedad y cumplimiento; que se respeten a sí mismos y su juramento hipocrático. ¡Y menos gadejo!