Ingleses y gringos la atribuyen a distintos políticos propios, pero si la memoria no me falla creo que el dramaturgo griego Esquilo fue el primero en plasmar la idea –que seguramente era de antes de su época de cinco siglos antes de Cristo— de que en la guerra la primera baja es la verdad. Y modernamente pocas cosas asemejan más una batalla que las campañas electorales.

La cuestión vino a mi mente al oír la queja de un amigo que me acusó de estar parcializado en mis opiniones, a favor del presidente Medina. Sí, es verdad, le prefiero a él antes que a los demás aspirantes a sucederle.

Pero ruego a Dios que mi confesada simpatía, distinto a la impostada imparcialidad de otros comentaristas, nunca me lleve a iniquidades, a faltarle a razón o la verdad, ni a irrespetar a quienes puedan legítimamente disentir de mis ideas.

Quizás sea mejor periodismo transparentar las preferencias en vez de vender gato por liebre al lector. La excelencia casi nunca es imparcial aunque sí razonada.