¡Qué estúpida reacción del vocero del Colegio de Notarios ante las críticas a la nueva ley de notaría! Lo digo con toda propiedad y no como insulto, pues lo “estúpido” es “necio, falto de inteligencia” según el Diccionario.

Y lo de necio, o sea “ignorante y que no sabe qué decir”, “imprudente y falto de razón” y “terco y porfiado en lo que dice”, tampoco es con ánimo de ofender, provocar ni irritar al notorio líder notarial, sino que el calificativo es perfecto para su juicio descabellado sobre la calidad humana y periodística del director de este periódico.

Las destempladas declaraciones, que pretenden ganarle favor ante la opinión pública en base descalificar a sus críticos en vez de razonar sobre las críticas, en nada ayudan a la causa de los notarios.

Necia manera de lidiar con la Suprema Corte, la Procuraduría General, FINJUS, CONEP, la Asociación de Bancos y la casi totalidad de la prensa. ¡Qué triste es una sociedad donde casi todo debate se reduce a la diatriba “ad hominen” en vez del razonamiento!