“Día por día”

“Día por día”

“Día por día”

Conocerse a sí mismo es terriblemente mortificante. Tomar consciencia de los propios defectos de carácter obliga a preguntarse: “¿Y cómo me aguantan?”, especialmente amigos y conocidos que escogen voluntariamente compartir conmigo, pues nada les obliga salvo la coincidencia de intereses o aficiones.

Peor es el caso de familiares, cuyo vínculo sanguíneo jamás se rompe aunque eventualmente se quisiera. Pero de todas las relaciones humanas, ninguna supera al matrimonio en cuanto a que el amor no basta para preservarlo. ¿Por qué es más fácil perdonar a un amigo o un pariente que a la pareja?

Esto que parece un arroz con piedras lo medité al dar gracias –creo que a Dios, quizá— por mi esposa Patricia hoy que cumplimos treinta años de casados. Nuestro hogar ha sido una bendición y una escuela sin vacaciones de tolerancia recíproca, a mi juicio una de las más sublimes formas del amor, pues implica rendirse o entregarse. ¡30 años! La pena máxima… ¡Ay, ay, ay!



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

Etiquetas