Ningún dominicano menor de 20 años de edad posee algún recuerdo propio del gran político José Francisco Peña Gómez, fallecido hace 17 años el 10 de mayo de 1998 a sus 61 años.

Desde que Bosch dejó al PRD en 1973 para fundar su PLD, Peña Gómez fue el mayor líder de su partido.

Su voluble emotividad fue quizás su mayor flaqueza, aprovechada cazurramente por Balaguer y Bosch para cerrarle el paso las tres veces que fue candidato presidencial, en 1990, 1994 y 1996. Su negritud y ser hijo de haitianos nunca le impidió su enorme éxito.

Le adversé siempre por desagradarme sus arrebatos pasionales, pero semanas antes de fallecer me invitó a su casa, donde pasó casi cinco horas hablando para explicarme su vida. Quería irse en paz hasta con sus contrarios.

Para los jóvenes que le desconocen, Peña constituye un ejemplo de cuán lejos puede llegarse partiendo desde cero, con dedicación, estudio y trabajo.