Difícilmente los dos más brillantes y fríos estrategas, el Presidente Medina y su antecesor Leonel Fernández, realmente serán incapaces de acordar cuál de ellos será el candidato del PLD para las elecciones.
Poseen condiciones extraordinarias pero seguidores tan entusiastas que su vehemencia confunde a cualquier observador. Por más que opinen, propongan, interpreten o analicen los demás políticos, nosotros los periodistas, los voceros de la sociedad civil, los líderes de distintos sectores o grupos sociales con legítimo interés político, al final del día Fernández y Medina tendrán que mirarse a los ojos y decidir qué harán.
Y si juzgamos por cómo han actuado hasta ahora, me luce muy improbable que –como quisiera la esmirriada oposición extra-peledeista— uno u otro se atreva a conmover los cimientos del partido que tanta lucha ha dado llevar al sitial político en que está.
Quienes más cuerda dan de ambos lados quizá deberían enfriar sus ánimos y emular a sus líderes.