La agresión al consulado en Puerto Príncipe contó con apoyo y motivación de las autoridades haitianas; llegamos donde íbamos. Ya no basta nuestra paciencia ante los desmanes e irresponsabilidad de Haití.

¿Acaso se olvida cómo su escolta evitó un grave enfrentamiento cuando el propio presidente dominicano fue emboscado a pedradas y tiros mientras visitaba la capital haitiana hace pocos años? Haití ha demostrado mil veces su hipócrita actitud ante los dominicanos.

Sus voceros nos desacreditan, exigen lo que ellos no dan, se creen acreedores nuestros y violan todas las reglas de convivencia pacífica y decente.

Haití se ha ido disolviendo en el ácido de sus miserias y la incompetencia de sus bárbaros gobernantes y deficientes habitantes. Haití es a todas luces inviable, un absoluto fracaso.

La situación exige un cambio en la actitud dominicana: allí no hay Estado, ni gobierno, ni ciudadanos… La ONU debe asumir esa realidad y modificar su misión allá. ¿Cómo puede reconocerse una autoridad inexistente?