Hipólito Mejía recorre el país en campaña proselitista. Miguel Vargas anda igual. Al visitar distintas comunidades, las multitudes aclaman al presidente Medina y le piden que intente una repostulación, pese al impedimento constitucional.

Otros aspirantes menores a la Presidencia, trátese de nuevos como el prometedor Abinader o reincidentes como Amable Aristy o Narciso Isa Conde, andan a la caza de votos sin que ello moleste a nadie…

Pero pobre Leonel Fernández. Su fracaso al impedir que tres o cuatro funcionarios suyos entiendan los límites del “prigilio”, por lo cual están infamados como corruptos, parece eclipsar sus éxitos políticos. Agripino en la PUCMM, Diez Cabral en el Conep, Leo Matos en la Liga de Pelota; el continuismo es bueno, excepto el de Leonel.

Es como si los más puros civilistas u opinantes profesionales sólo tienen ojos para Leonel; lo demás no cuenta. Sólo a él hay que aplicarle los mayores pruritos democráticos.