Un pajarito me dijo, tras posarse en unas trinitarias detrás de la Catedral y venir volando hacia Arroyo Hondo pasando por encima del Palacio Nacional, que próximamente soplarán vientos nuevos dentro de la Iglesia en Santo Domingo.

Según esta cigüita jabladora, la sucesión de un obispo y rector tiene ansiosos a dos de los más jóvenes curas, uno de origen criollo y otro barcelonés.

También dizque hay tristezas arzobispales, pues el papa Francisco puede que entienda que alguna gente ya rindió suficiente y conviene darle sábana…

La cuestión es que la renovación de mandos eclesiales no es asunto sólo de aquí pero lo de aquí estaría ya a punto de caramelo. Como cada vez que ocurre, algunos celebrarán y otros quedarán tristes, especialmente si el retiro significa mengua del influjo bendito de las potestades que tanto gozo han proporcionado a políticos y periodistas. ¡Pío, pío, pío!