Antes de transcurridos los días de la primera quincena de marzo celebramos “el día de la mujer”. La mujer la podemos celebrar todos los días porque es la única capaz de conjuntamente con el hombre y el gran Creador del Universo de dar la vida.
Sin embargo, son alarmantes los titulares con cifras de miles y miles de mujeres maltratadas y privadas de la existencia. ¿Cómo celebrar? Antes de cualquier celebración o primero debemos de sanar, sanear y educar o educarnos la población, para una cultura de paz.
No pretendo hacer un juicio de valor, ni es mi intención, sino una reflexión en torno a un mal tan espantoso que es una caja de pandoras, porque provoca muchos otros males que son inenarrables… familias dispares, marcadas con la carga de un dolor para siempre, hijos mal sellados, frustrados de por vida, enemistades familiares, en fin, por citar algunos ejemplos.
Una persona sana no se daña a sí mismo ni a nadie, mucho menos a quien tiene a su lado. Vamos a tomar la sartén por el mango, trabajemos una cultura de paz que inicie por nosotros, en el hogar, hasta todos los ámbitos donde accionamos o socializamos. Cualquier acción debe comenzar por mí, por uno mismo e ir expandiendo ese sentir, ese accionar.
Es un trabajo duro porque desde las canciones, anuncios en todos los medios y luego nuestras acciones, que estén permeadas por una cultura de paz.
No somos seres aislados, sino sociables… respetar al otro, frenar la ira, no las protestas… la ira y convertirnos en seres de paz, porque en este país vivimos todos, así que todos podemos y debemos contribuir para educarnos, mejorar y sanar, porque la vida es lo más valioso que tenemos no hay dinero para comprarla.
La mujer pare la vida, los hombres son hijos y hermanos de mujeres ¡Qué se respete la vida!
Unamos nuestras voluntades, para sanar nuestras personas, sanar las familias, la sociedad y nuestro país, seamos entes de paz, entonces celebraremos a la mujer y todos los días celebraremos la vida.
