Hay dos fechas luminosas que marcan el ascenso de República Dominicana en el concierto de países libres de Latinoamérica y la región. Dos hechos que sucedieron en el año 1844.
El primero ocurrió en Santo Domingo, el 27 de febrero. Ese marcó el primer día de nuestra independencia nacional y el segundo hecho se produjo en San Cristóbal, el 6 de noviembre, cuando se firmó nuestra primera Constitución, consumándose, de manera legal, el nacimiento de República Dominicana como un país libre e independiente.
No solo conmemoramos el 169 aniversario de ese gran acontecimiento, también hacemos honor a los primeros hombres que tuvieron la visión de pensar en el camino de libertad que debíamos construir los dominicanos, una vez conquistada nuestra independencia y dueños de un gentilicio que llevamos y conservamos con orgullo hasta el día de hoy.
Si bien debemos nuestra independencia a Juan Pablo Duarte, -a quien honramos en el bicentenario de su nacimiento- también debemos gratitud y reconocimiento a los primeros constitucionalistas.
A partir del 6 de noviembre de 1844 contamos con tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. De esa firma y promulgación nació la semilla de nuestra democracia y la primera conciencia de reconocernos dominicanos.