Día de fiesta Patria, para bailar, ¡con la música que te toquen!

Día de fiesta Patria, para bailar, ¡con la música que te toquen!

Día de fiesta Patria, para bailar, ¡con la música que te toquen!

Porque…”Las palabras solo hieren,

cuando te importa quién las dice”.

 

“Una verdad dicha con malas

intenciones, supera todo tipo

de mentiras, que te puedas inventar”.

W. Blake.-

         Estamos abocados a un gran día de fiesta nacional, la cual no puede ser pospuesta por la ley que regula las referidas fechas. Una fiesta nacional como si fuese un conjuro contra la desilusión acumulada, los abusos amparados en la democracia, que no por eso dejan de ser inmorales, la desidia por el mal de muchos y la displicencia de los prepotentes que nos mal gobiernan.

         Una fiesta lúdica, no precisamente porque sea un juego. Una fiesta, donde la realidad se burla y trastoca, mientras el príncipe Diablo y sus diablillos, un sincretismo cultural entre el verdadero diablo humano y las maldades del judeo-cristiano, se ven arropados por un hálito de esperanza, visualizado cual si fuese un espíritu bueno, inspirador, y que nos alienta a participar de esta fiesta de la “democracia condicionada”, a sabiendas del resultado final.

         Tenemos fe en que ese espíritu bueno de esperanza iluminará a nuestro pueblo y, principalmente, a nuestros diablillos políticos, con el fin de actuar en contra del perverso comportamiento social al que han pretendido acostumbrar a nuestro humilde y pendejo pueblo.

         Que este espíritu los ilumine para que puedan crear a partir del próximo gobierno, una real y verdadera crisis de civilización y atomización moral, que regenere nuestro accionar, nuestro interior, que nos permita crear un dominicano nuevo, un hombre moral e intelectualmente diferente al que hasta ahora se ha estado comportando como parte de una asociación de malhechores, pero, con una descarada desfachatez y un nivel tan bajo, tan pobre, moral, ética y profesionalmente, que no han podido siquiera convertirse en un clan o familia mafiosa.

         Han cabalgado en los lomos del Estado a puro galope, con su guadaña empuñada con la bravura y fortaleza que les da el uso indebido del poder conferido para guiarnos hacia mejores horizontes pero, en ese alocado e inmoral galope, han arrasado con todo lo que pueda ser para su provecho personal. Podríamos decir, con el comportamiento de una verdadera plaga de langostas, arrasando con todo, en lo que otrora fuera un bello y próspero sembradío… ¡nuestro país!

         Se han convertido en perdularios en su máxima expresión. Perdonavidas, que se las dan de fuertes y valientes, apoyados en el manejo antojadizo de la “cualquierizada” democracia, la que han tratado cual si fuese la peor prostituta de este país y, manejando los vericuetos de las leyes para encontrar siempre el camino de la impunidad.

         Esa es la nueva definición de democracia, porque en cuanto a mí, al igual que para muchos, “la democracia debe ser algo más que dos lobos y una oveja votando qué van a comer”. Aún así, mañana es “día de verbena y sin embargo, yo no puedo con mi pena”.

         Mañana es día de fiesta patria pero, una fiesta dirigida, una fiesta que muy a pesar de haber varias orquestas, una gran mayoría hipnotizada, movida como si fuesen marionetas, solo podrán bailar la música que le han inducido por todos los medios posibles y que le han hecho hasta olvidar el tipo de música que en verdad deseaban. Quizás por todo esto hasta le podríamos llamar una fiesta de Dios; fiesta del pueblo; fiesta de profanos y por qué no, fiesta del diablo.

         Por eso y mil cosas más, mañana es día de fiesta y de gran tristeza. Se celebra con algarabía y por igual, con lágrimas de impotencia ante la voluntad del abuso sobre la razón.

Sí, mañana es día de fiesta “qué pena y qué alegría”. ¡Sí, señor!



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