Derek Jeter, el demoledor

Hugo López Morrobel

En estos momentos Derek Jeter debe estar entre las personas más odiadas por los seguidores de los Marlins de la Florida, tras el desbarajuste que en pocos días ha realizado con ese equipo bajo el argumento de bajar costos.

El objetivo primordial de cualquier equipo es mantener la competitividad, o de lo contrario los seguidores se alejan, pierden el interés, lo cual también es un factor que disminuye sus ingresos económicos.

La televisión se ha convertido en el principal auspiciador económico de la totalidad de los equipos, pero si no existe mucho interés del público, entonces los patrocinios bajan considerablemente.

Jeter trabaja para disminuir los gastos fijos en nómina, pero al mismo tiempo reduce las posibilidades de que la televisión se interese en sus transmisiones, lo cual no tiene mucha lógica, y más en un estadio donde los fanáticos no son tan entusiastas en asistir.

Es un error salir de golpe y porrazo de todos los jugadores estelares, para conformar en un futuro un equipo barato y competitivo, tal y como afirmó hace unos días el agente Scott Boras, los nuevos ejecutivos de los Marlins han convertido esa organización en una “casa de empeño”.

Todo indica que el multimillonario hombre de negocios Bruce Sherman se ha dejado convencer de que eso es lo más conveniente.

Hay que recordar que el antiguo propietario Jeffrey Loria era odiado por los aficionados, por lo cual vendió el equipo.

El tiempo será el mejor testigo para saber si los movimientos de Jeter arrojarán los resultados que buscan, aunque la realidad es que los Marlins se han convertido, de la noche a la mañana, en un equipo sin posibilidades, por lo menos por las próximas temporadas.

Mientras tanto, los otros equipos están realizando contrataciones con miras a ser competitivos.

Jeter debe ser, en estos momentos, uno de los más odiados en Miami.