Derecho al voto, ¿para qué?

Derecho al voto, ¿para qué?

Derecho al voto, ¿para qué?

Carlos Eduardo Tavárez

Haber logrado que todos los ciudadanos tengan derecho al sufragio implicó mucho sacrificio, sangre y conquistas. El sufragio universal, en principio, estuvo reservado a ciertas personas: a los hombres y a propietarios. Y es en el año 1942 cuando se les reconoce el derecho al voto a las mujeres. Pese a estos avances, en la actualidad, la Constitución dominicana no les consagra ese derecho a los miembros de las Fuerzas Armadas, ni a los de la Policía Nacional. Ahora bien, para qué sirve el voto, -que se supone es la voluntad y voz del pueblo-, si al momento de aprobación de una ley lo que se impone es la línea del partido y/o sector que tiene mayoría en el Congreso.

¡Qué costoso ha sido mantener la denominada “democracia” en la República Dominicana! Veamos: si conforme la Constitución el gobierno de la Nación es representativo (art.4), y esta representativa es disfuncional o es un sofisma, para qué seguir manteniendo un sistema que, si se sincerara y se reestructuran los escaños, sería más útil y beneficioso para todo el pueblo dominicano. Las cúpulas de los partidos políticos trazan las políticas de Estado, y así seguirá siendo.Cuestiono nuevamente, ¿Puede un legislador disentir de su partido?, ¿se cumple lo que manda la Constitución en cuanto a que “las y los senadores y diputados no están ligados por mandato imperativo, actúan siempre con apego al sagrado deber de representación del pueblo que los eligió” (art.77.4)?

La práctica política demuestra todo lo contrario y no hay ningún órgano de control que  garantice tal independencia en favor del pueblo. Por el contrario, esos legisladores que cumplen su deber constitucional de representar al pueblo y votar según le beneficie a su comunidad los llevan a un juicio disciplinario, o, en el mejor de los casos, el gobierno no ejecuta ninguna obra pública en sus jurisdicciones.

Estimo, que si todos tenemos igualdad en el derecho al sufragio e igual acceso a las funciones públicas. Y si cada voto tiene el mismo valor, debemos en algún momento “empoderarnos”, y hacer valer que “la soberanía reside exclusivamente en el pueblo”(art.2), al propio tiempo de señalarles el camino a los partidos políticos en cuanto a que el voto es la forma democrática para expresar nuestra autonomía y forma de gobierno, y que no queremos que cúpulas de agrupaciones políticas sigan haciendo esas funciones.

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