Democracia: ¿cheque en blanco?

Democracia: ¿cheque en blanco?

Democracia:  ¿cheque en blanco?

Carlos Salcedo.

El pronóstico de nuestro sistema democrático debe ser en realidad positivo. Para que esto sea posible los partidos, movimientos y agrupaciones políticas, la sociedad civil y la sociedad en general unidas deben tener la firme y constante voluntad de asegurar con obras que nuestros representantes electos y funcionarios en general continúen buscando el bien común en lugar de intereses especiales y particulares.

El valor que justifica las democracias modernas radica en la importancia del individuo como creador de la sociedad y quien en un entorno de igualdad y respeto de derechos toma las decisiones políticas trascendentales (Noberto Bobbio).

La democracia participativa (prefiero hablar de la democracia en acción o de la democracia de participantes) es la expresión de un ciudadano empoderado que no limita su rol dentro del sistema democrático representativo al ejercicio del voto, como momento importante del proceso democrático, sino que asume un papel activo en la sociedad, con conocimiento, conciencia, compromiso, de manera asidua y determinante.

Es relevante el momento de la elección, pero la democracia no es un cheque en blanco que el mandatario libra a su antojo y por el monto y concepto que le plazca.

El mandato está condicionado a lo que disponga el mandante, a quien la Constitución y la ley le proveen los mecanismos de participación que legitiman la democracia material.
La revolución tecnológica ha impactado la economía, la sociedad y el sistema político.

Hoy la población tiene la capacidad de expresarse de maneras más directas y efectivas gracias al internet. Entre otros mecanismos, el Estado debe incrementar su capacidad de respuesta a los reclamos sociales por esta vía.

Queremos mejor educación, mejores servicios, transparencia, pero deben venir de la mano de una transformación del Estado para que sea más innovador y centrado en el ciudadano.

Instituciones que aprovechen los talentos, conocimientos e innovación de sus constituyentes con el fin de resolver los problemas sociales.

Las democracias necesitan reafirmar su control sobre el dinero y el capital, mediante políticas justas y redistributivas de las riquezas generadas por la sociedad.

Debemos educar a la población y transparentar los mecanismos de consulta y participación política participando todos los que componen la opinión pública, empresarios políticos, profesionales, trabajadores y emprendedores.



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