Cada año, en el último trimestre, sale a relucir una característica que se repite. Se trata de un periodo que se caracteriza porque se convierte en una trampa para un alud de propuestas y reclamos, por parte de múltiples dependencias del Estado, para que se les aumente el presupuesto.

La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), pública, y que se nutre del presupuesto del Estado, encabeza la lista de una veintena de dependencias que quedan entrampadas en el periodo octubre-diciembre, porque nunca son escuchados sus reclamos. Hay varias instancias a las que se recurre para solicitar dichos aumentos.

El Poder Ejecutivo, el Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo y el Ministerio Administrativo de la Presidencia.

Nadie tiene oídos en esas dependencias para escuchar dichos reclamos. De ahí los demandantes pasan al Congreso Nacional, hacen reuniones con los presidentes de ambas cámaras, son escuchados, y no hay una solución satisfactoria.

Todo parece indicar que los reclamos por un aumento presupuestario empiezan tarde. En tal virtud, tanto la Universidad Autónoma de Santo Domingo, como las demás carteras, deberán iniciar temprano, entre marzo, abril o mayo, los reclamos para un aumento en su presupuesto.

Lamentamos que esa falta de previsión acorrale, en el caso de la UASD, a los estudiantes, que pierden docencia y no son responsables por la falta de previsión por parte de las autoridades y los profesores. Es de esperarse que reine la cordura entre las partes y que vuelva la normalidad.