De nuevo en el ruedo tras cumplir con procedimientos clínicos imperativos.

En el ínterin me perdí la “minicomedia” de Robinson Canó quien anunció que jugará con las Estrellas en la próxima temporada, pero no sabe en cuál fase lo hará cuando se pensaba que tras perder 80 juegos y no tener derecho a los playoffs con los Marineros lo haría temprano para contribuir con la clasificación verde y para ello convocó una rueda de prensa con bombos, platillos y “censura”.

También me perdí la histórica exaltación del pelotero Vladimir Guerrero como único dominicano no lanzador en el Salón de la Fama de Cooperstown (los otros dos son Juan Marichal/1983) y Pedro Martínez/2015). Nadie quería que su exiguo discurso fuera una pieza a lo Peña Gómez, pero pudo haber quedado un “poquitin” mejor y los dominicanos se hubieran sentido más orgullosos.

Lo que más valoro es su promedio histórico de .318. Me perdí la llegada “forzosa” de Bartolo Colón a las 246 victorias (ya tiene 247) para convertirse en el latino con más triunfos en el béisbol grande (el nicaragüense Dennis Martínez quedó con 245).

Ahora Bartolo quiere ir tras las entradas lanzadas de Marichal situación que no le conviene para fines de quedar en la historia como el más ganador en menos episodios.

Al caer a menos de dos meses del inicio del béisbol profesional dominicano (13 de octubre), el de Lidom (Águilas, Licey, Escogido, Estrellas, Toros, Gigantes), me preocupa el “pasito lento” del Séptimo Cielo.