Danilo es un plagio de Leonel

Danilo es un plagio de Leonel

Danilo es un plagio de Leonel

Algunas veces, dos hechos separados, se conectan de forma tal que te permiten ver algo que pasaba desapercibido.

La pasada semana el presidente Mejía realizó una disertación frente a los miembros de la Cámara Americana de Comercio.

En una pieza oratoria cargada de datos, comparaciones, y por supuesto con crudas verdades, en todos y cada uno de los renglones abordados en su exposición se pudo demostrar, sin margen para discusión, como las actuales autoridades han conducido nuestro país a posiciones abismales en comparación con administraciones anteriores, incluyendo la presidida por él, afectada por el embate de una crisis bancaria que en ese momento equivalió al 20 % del producto interno bruto (PIB). A la vez, el orador, con propuestas firmes, delineó su plan de acción para el próximo cuatrienio.

A raíz de una exposición de tan meridiana claridad, una pregunta asaltaría al elector: ¿entonces, cómo rayos ocupamos los últimos lugares en educación, corrupción, favoritismos, competitividad, etc., si no ha habido crisis en sus gobiernos, según los propios peledeístas?

La respuesta es más que lógica: la evidente incapacidad, la dejadez, y la demostrada vocación por el único renglón que se encuentra en “superávit”: el enriquecimiento ilícito del actual equipo de gobierno.

Entonces, otra interrogante asoma: ¿quién podría variar el derrotero que llevamos como país?

A.    Hipólito Mejía, acompañado de un gran aliado, el tiempo, que aclara todas las cosas; y además, sustentado con números de organismos internacionales, que desmontan todas las acusaciones de que es objeto, incluida la de los bancos, pues estos mismos han agradecido públicamente su decidida forma de enfrentar el problema en su momento, o

B.     El candidato del gobierno, que insiste en venderse como un “cambio”, con el mismo esquema de promesas, bonitos discursos, pero rodeado de los mismos personajes que nos han llevado a hacer el ridículo en todos los estudios de desempeño como país.

La respuesta la encontramos en el vergonzoso caso del Ministerio de Cultura, que en un hecho insólito, plagió para  promocionar la feria del libro un comercial originado en Colombia, apenas cambiando en el mismo un autobús por el metro.

Traducido a la realidad política, aquello que se nos quiere vender como original e innovador es exactamente lo mismo, excepto que ahora con un integrante más “desabrido”, se trata de la misma gente que nos ha hundido, “los comesolos”, ahora con un máster en apropiación de lo ajeno.

Ha estado en nuestras narices, pero nunca lo habíamos percibido tan inequívocamente. Se intenta disfrazarlo, pero… Danilo es un plagio de Leonel.



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