¡Cuidado! Animales al volante….

¡Cuidado! Animales al volante….

¡Cuidado! Animales al volante….

El lunes pasado fui testigo de  una situación de abuso que me dejó sin palabras. El chofer del autobús (guagua) en que me transportaba, que conducía a muy alta velocidad, irrespetando las normas de tránsito de zonas urbanas, pasó muy cerca de un motorista y su acompañante, rozándolos, al tiempo de provocarles una inestabilidad que casi los lleva al suelo.

El conductor de la moto, aprovechando el  próximo semáforo en rojo, se le acercó al chofer para reclamarle por su irresponsabilidad en tono airado. El chofer del autobús, en vez de ofrecerle una disculpa al señor de la moto, lo que hizo   fue embestirlo y tirarlela guagua encima al  motor, tumbándolo al suelo, al tiempo de gritarle una y otra vez:¡tú ves que tú no vas a hacer nada!

Ante esta actitud violenta del chofer, al motorista no le quedómás remedio que devolverse, diciéndole al chofer que lo iba a reportar.

El conductor de la moto era un señor que al parecer se dirigía a su trabajo y llevaba un joven detrás que parecía ser su hijo.  Ambos tuvieron que tirarse del  motor apresuradamente cuando fueron embestidos por esta fiera aferrada al volante del autobús.

Yo no quisiera imaginarme si ese motorista hubiera tenido un arma de fuego, porque los tiros todavía estuvieran lloviendo sobre aquel chofer abusador y,  como sucede muchas veces, los pasajeros hubiéramos sido los más perjudicados.

Aquel triste espectáculo me llenó de impotencia.  La acción arrogante  del chofer y el irrespeto por la vida y la dignidad de aquellos hombres, sin hablar del desconocimientodel sacrificio y el esfuerzo de aquel hombre por tener un medio humilde de transporte, que sin ningún miramiento, ante los ojos de todo el mundo, era aplastado por un individuo que tiene de oficio conducir un autobús, pero que más bien parece un integrante de una banda de paleros, me dejo un malestar que aún no supero.

Es cierto que trabajar con personas a veces resulta estresante, pero considero que los oficios en que se trabaja entrando en contacto con seres humanos no están aptos para quienes tienen problemas de control de sus instintos agresivos y  presentan limitadas capacidades para las relaciones humanas.Lo recomendable  es que  trabajen en una empresa de lucha libre o de boxeo, o en un zoológico domando leones;  áreas donde pudiera tener un mejor desempeño.

Estos “padres de familias” más que entes productivos al servicio de sus clientes, que son los pasajeros, se comportan como antisociales agresivos que, en ocasiones, ni los mismos agentes policiales se atreven a ponerles el frente.

Por eso los líderes de los sindicatos  de choferes tienen un serio problema, porque sus dirigidos  se  creen los dueños y señores de las calles,  se estacionan donde sea, insultan a las personas que andan en sus vehículos privados,  atropellan sin miramientos, ofenden  a los pasajeros,  discriminan personas por su contextura física  y, en algunas ocasiones,  agreden y golpean a cualquiera sin miramientos, al tiempo que exhiben armas de fuego y armas blancas sin que nadie les llame a la atención.   Y todas esas faltas terminan en insultos sobre los jefes de esos sindicatos.

En otras sociedades, organizadas por supuesto, los conductores de vehículos de  transporte son personas serviciales, educadas, facilitadores al servicio de la ciudadanía que velan por el respetode los derechos ciudadanos, máxime de aquellos que presentan avanzada edad, los niños y las personas con discapacidad. Aquí, desgraciadamente, son una pieza más del engranaje de abusos y opresión que se ha organizado para hacerle la vida difícil a la gente. Y como no hay Estado para ordenar, sino para engañar y repartir privilegios, no existe interés alguno en las autoridades en mejorar esta situación.

Creo que entre los choferes hay mucha gente honorable y que hacen grandes sacrificios para llevar el pan a sus hogares. Sin embargo, la imagen que prevalece es la de los abusadores, violentos y mal educados.

Sería muy bueno que la gente que dirige esos grupos choferiles se esfuerce por estimular la capacitación y el buen trato a la ciudadanía. Y también que el Estado tome alguna iniciativa en relación a esta problemática.

Mientras eso sucede, quiero dejarles un mensaje a los choferes: mis abuelos me enseñaron que “la vaca que te da la leche no se maltrata”.



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