Cuando la soberbia habita entre nosotros

Cuando la soberbia habita entre nosotros

Cuando la soberbia habita entre nosotros

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Los seres humanos, con escasas excepciones, anhelamos y disfrutamos de los halagos, admiración, preferencia y el aprecio que se nos pueda brindar. Si recibimos esto con la debida moderación es beneficioso para una autoestima saludable.

Ahora bien, cuando la persona se envanece por recibir semejante atención, considerándose superior por sus cualidades y menospreciando las de los otros, es cuando decimos que la soberbia ha hecho nido en su interior.

Ciertamente, una persona puede destacarse por sus talentos, pero eso no significa que los tiene todos.

Todavía se desconoce que alguien posea todas las habilidades, aunque tenga los grados más elevados de inteligencia, pues el Creador nos equipó con diferentes competencias con la idea de que entendamos que no somos ni más grandes ni más pequeños que los demás. Simplemente, nos complementamos unos a otros.

Desdeñar para hacerse notar o corregir desde el alto pedestal de la altanería es propio de la más grande pobreza espiritual, pues la arrogancia solo es sinónimo de carencias o situaciones difíciles que no se han logrado conciliar.

Recordemos que la reflexión y la autocrítica honesta para el mejoramiento no pueden ser sustituidas por la soberbia. Sobre ello Tagore nos dice:

“¡Examínate cada día! Nadie se saca la espina si no sabe donde la tiene”.

Cada quien tiene virtudes, capacidades, miedos y debilidades… todo ello forma parte de nuestro proceso evolutivo. Por eso, todo acto que realicemos tiene que tener una adecuada cuota de humildad, pues los delirios de grandeza, frecuentemente, nos conducen a distancias humanas que resultan en tristeza y soledad… y la cosecha se relaciona a las semillas sembradas.



Etiquetas