A todas horas transitaban por las carreteras y avenidas del país los camiones cargados de árboles y materiales de construcción, provenientes de bosques y ríos.

Todos amparados por permisos otorgados por el Ministerio de Medio Ambiente a fincas forestales.

Las quejas, las protestas y los reclamos se hicieron presentes. Varias comunidades habían anunciado jornadas de protestas por esta práctica, que según las autoridades eran autorizadas y amparadas en estándares aceptados internacionalmente.

Lo cierto es que aunque las fincas forestales son hasta favorables para la preservación del medio ambiente, su explotación en tiempos de sequía y de fuegos forestales es, en el mejor de los casos, poco prudente.

Esa situación natural sirvió de pie de amigo al ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales para suspender la tala de árboles, así como la extracción de materiales de construcción de ríos.

Aunque la medida tiene carácter provisional, resulta oportuna en momentos en que la naturaleza se muestra contrariada y se manifiesta con una prolongada sequía.

La población espera garantías de que no se autoricen talas indebidas y que la extracción de materiales de los ríos se haga bajo el más estricto respeto de los lineamientos técnicos.