¿Cuál democracia?

¿Cuál democracia?

¿Cuál democracia?

María Teresa Cabrera

Como una fiesta de la democracia han evaluado distintas voces el proceso electoral del Partido de la Liberación Dominicana del pasado domingo. Un proceso ejemplar- dicen otros.

Me pregunto: ¿cuál democracia? ¿Qué es lo que reivindicamos como democracia? Los atributos democráticos en materia electoral suponen reglas claras cuya observación se traduce en iguales oportunidades para todas las y los participantes, en el establecimiento de límites generadores de equidad, diafanidad en las fuentes de obtención y uso de los recursos, de tal manera que la posibilidad de acceder o disponer de dinero no sea lo que determine las posibilidades de triunfo.

Reglas de juego claras y mecanismos institucionales fuertes son indispensables para garantizar los derechos de todos los concernidos.

En la contienda electoral morada vimos: instituciones públicas organizando almuerzos y actividades diversas para apoyar a determinados candidatos, una ofensiva propagandística sin precedentes en contiendas partidarias internas, con la que, evidentemente, no podían competir aquellos aspirantes que no han tenido la “suerte” de ser ricos, ni estar colocados en las altas esferas del poder.

Dirigentes y militantes denunciaron públicamente que la oferta de empleos y cargos en la administración estatal fue arma de campaña dispuesta para una parte de los candidatos y candidatas.

Durante el desarrollo del proceso de votación hubo heridos, tiroteos a viviendas, muertes, robo de urnas, denuncias de votos marcados previo a la entrega de las boletas a los electores.

En los días posteriores al acto de votación continúan saliendo nuevas denuncias. Cuando escucho el calificativo de ejemplar en referencia a las elecciones del PLD, reflexiono y me pregunto: ¿cuántos deben morir? ¿Cuántos tiroteos deben producirse? ¿Cuántas urnas deben desaparecer? ¿Cuántas maniobras fraudulentas tienen que practicarse? Para que un proceso electoral califique como NO ejemplar.

Si preocupante es la ocurrencia de estos hechos, lo es más la normalidad con que lo observamos y validamos, porque posiblemente sea una expresión de resignación.

No deberíamos rendirnos en la lucha por concretar una sociedad auténticamente democrática que asegure iguales oportunidades para el ejercicio de los derechos de todos los seres humanos, que redistribuya con sentido de equidad y justicia la riqueza que genera su pueblo, con mecanismos de participación política y reglas de juego claras y, la fuerza institucional que garantice su cumplimiento.



Etiquetas