Crisis en Chipre

Crisis en Chipre

Crisis en Chipre

La crisis económica no da tregua al viejo continente. La nueva víctima de los excesos financieros es Chipre, una pequeña isla ubicada en el suroeste asiático, pero política y económicamente parte de la Unión Europea.

La historia chipriota es muy parecida a la islandesa, es una isla donde el sistema bancario creció de manera exponencial hasta alcanzar siete veces el tamaño de la economía, por lo que al presentar actualmente problemas en sus dos principales bancos, éstos amenazan con arrastrar a todo el país a la bancarrota y a una segura salida del euro si no se toman las medidas necesarias para enfrentar la cruda situación.

En la madrugada del pasado sábado la llamada Troika, compuesta del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, planteó como solución el otorgamiento de 10.000 millones de euros a Chipre, no sin antes exigirle una quita en los depósitos bancarios, entiéndase un impuesto al ahorro del 9.9% sobre los depósitos mayores a los cien mil euros y de 6.75% para los inferiores a cien mil; así como un aumento del impuesto de sociedades del actual 10% al 12.5%. La finalidad de estas tasas especiales es recaudar 5.800 millones de euros, que la troika considera obligatorio antes de otorgar las facilidades de liquidez.

Desde que se conoció el paquete de medidas, el pueblo corrió a los bancos encontrándose con un “corralito”, donde se congeló la proporción de las tasas para garantizar el recaudo estimado, cerrando incluso desde ese sábado toda la banca hasta mediados de la semana próxima, según dijeron las autoridades del Banco Central para evitar fuga de capitales.

El pueblo no fue el único que actuó desconcertado ante la propuesta de la troika. Los mercados registraron caídas en las bolsas europeas y asiáticas, demostrando una nueva vez que no importa el tamaño de la nación, sino la influencia que pueda tener en la mente de los inversores cualquier medida que tomen los organismos supranacionales.

El parlamento era el ente encargado para aprobar o no esta dolorosa imposición del gran hermano. Pero de una forma inaudita todo el parlamento se opuso a la medida, hasta al oficialismo no le quedo otra opción que abstenerse del voto ante la negativa de los partidos de la oposición y de toda la sociedad.

Este gesto de “patriotismo” de parte del parlamento le podría salir caro al pueblo de Chipre, ya que lo que está en juego es la estabilidad de la banca; y ante una caída del sostén económico del país, la quiebra del estado es inminente, acompañado de una dolorosa salida del euro.

Son muchas las opciones que se han barajado para enfrentar la debacle, pero la propuesta que más fuerza ha tomado en los últimos días es la del recién electo presidente Nicos Anastasiades sobre la creación de un Fondo Nacional de Inversión Solidaria, que serviría de vehículo para captar financiación a través de la emisión de bonos cuyo colateral serían los fondos de pensiones y los activos de la iglesia ortodoxa.     

Esta crisis vuelve a repetir la máxima del capitalismo: privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas. Es incomprensible el por qué el pueblo es quien siempre tiene que pagar por la verbena de una banca que creció de manera abrupta ante los ojos indiferentes de las autoridades. Y en el caso chipriota se acentúa, ya que el 40% de los depósitos de la banca provienen del exterior, mayormente de dudosa procedencia rusa.

Chipre es un país pequeño. Su economía apenas representa el 0.2% del Producto Interno Bruto de la Unión Europea, lo que la hace teóricamente incapaz de influir sobre el resto de las euroeconomías, pero en la práctica no es así. La desconfianza que se ha generado en los agentes económicos ante la desacertada decisión de tomar parte de los ahorros como medida de salvamento de la economía chipriota, podría contagiar el pánico al resto de los estados que se encuentran en dificultad produciendo una corrida bancaria, que podría terminar de sepultar a la moneda comunitaria.

 



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