El servicio de agua potable a domicilio entra en crisis de manera cíclica en el país; y sobre todo, en sectores urbanos, tanto del Distrito Nacional como de Santo Domingo Norte y Oeste. Muchas veces ese servicio público entra en una etapa que colinda más como ayuda humanitaria que como una responsabilidad del Estado.

Hace poco la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) informó un aumento en 46 millones 830 mil galones de agua potable diarios para los municipios Santo Domingo Este y Norte.

El anuncio nos lleva a pensar que ya terminó el periodo crítico de la sequía, pero no es así, ya que el organismo, con el fin de mitigar la escasez en los diferentes sectores de Santo Domingo Oeste y el Distrito Nacional dispuso un servicio móvil para ofrecer abastecimiento gratuito de agua mediante 50 camiones cisterna.

La medida, aparentemente apunta a una solución, pero no resulta así. Todo lo contrario, plantea el reconocimiento de que el servicio de agua potable pasa por un periodo muy crítico; y tan mal que los ciudadanos no pueden recibir por vía normal el líquido.

La CAASD tiene que recurrir a una flotilla de camiones cisterna, rebajando el servicio a una ayuda humanitaria.

Si ya las condiciones lo permiten las comunidades de lo que era el Gran Santo Domingo merecen recibir agua a domicilio de manera habitual, y de calidad. Se trata de un servicio que no debe ser regateado a la ciudadanía. Un servicio que debe llegar a la altura de la dignidad humana, sin pérdida de tiempo.