Corrupción y cultura

Corrupción y cultura

Corrupción y cultura

David Alvarez

Si entendemos por cultura todo lo que hacemos los seres humanos, excepto aquello que es respuesta a los instintos, pero no así sus formas, entonces cultura es todo lo humano.

En tal caso tener hambre es instintivo, más la forma en que satisfacemos esa necesidad es cultural. Lo que denominamos corrupción en el plano social y político es una respuesta al deseo de enriquecerse o ganar poder que va en contra de las reglas que como sociedad hemos establecido para esos fines.

En nuestra sociedad la relevancia de la pequeña burguesía en la gestión del Estado, el estímulo social que representa la riqueza como señal de éxito personal, y la ausencia de una burguesía moderna y competitiva como clase dominante, es una vía abierta permanente para la corrupción en el uso de la riqueza pública. Nuestra cultura política está orientada a la corrupción de manera medular y socialmente es aceptada en cuanto el clientelismo es la norma dominante para la participación partidaria.

Contrario a los que suponen que esa lacra se corrige con discursos moralistas, soy de opinión que la corrupción es una señal muy clara del grado de atraso que tenemos como economía capitalista.

Con salarios de miseria, un sector financiero rentista, el crédito volcado al consumo, falta de estimulo a la competitividad local y global, el campo es fértil a la corrupción. No es cuestión de moral personal el combate a al corrupción, si no de estructura económica dirigida a la producción con reglas obligatorias para todos.



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