De un tiempo a esta parte, tres temas se han convertido en frecuentes y muy recurrentes en las páginas de los diarios.

Hablamos, sin que obedezcan a una prioridad, del dengue, la muerte violenta de mujeres y el sicariato, que deja casos pendientes y sin solución a la vista.

Tienen en común que resolverlos está en manos de distintas autoridades, que trabajan en diversas instancias del Estado dominicano.

Dos de ellos corresponden a la Justicia, y el caso del dengue, al Ministerio de Salud Pública, naturalmente.

No hay un solo día, o una semana, que no cubra con un crespón de luto los hogares dominicanos por uno de estos tres hechos.

El dengue ha cobrado la vida de tantos dominicanos que el cómputo real ya no trasciende a los medios. Igual ocurre con las mujeres que mueren a manos de sus esposos o antiguos compañeros; y la cuenta de las personas que mueren por encargo, sin importar de quién se trate, ya forma parte de un drama cotidiano.

Indudablemente que estamos inmersos en un proceso de degradación social que se ahonda cada día más. ¿Qué esperan las autoridades, el Gobierno y las instancias de la Justicia, o de Salud Pública para tomar las decisiones de lugar? Todavía estamos a tiempo para implementar los correctivos adecuados.