Santo Domingo.-Felicia Álvarez Capellán, conserje de escuela pública, rememora la época de 1976 que con apenas RD$20.00 cocinaba para sus cuatro hijos, ella y el esposo. Ahora con RD$500.00 no le son suficientes para cubrir el almuerzo suyo, la mamá y alguien que llegue a la casa.

El sueldo mínimo de RD$9,900 que percibe laborando de 8:00 a 5:30 de la tarde, de lunes a viernes, lo destina por completo al pago de varios prestamos en la cooperativa, fruto de los múltiples compromisos que arrastra.

Por esta razón ha optado en los últimos años por lavar, planchar y limpiar una casa de familia los fines de semana para agenciarse RD$5,000 más, que junto a lo de su sueldo básico tampoco que les permiten alcanzar siquiera el promedio de la canasta familiar, que según el Banco Central ronda los RD$28,366.5 mensuales.

A diferencia de la generalidad de los empleados de su categoría, la mujer de 55 años, 27 de estos casada con un chofer de patanas y que enviudó hace 13 años, hoy vive en casa de su madre, ya que sus vástagos de 33, 32, 29 y 26 años se independizaron.

“No tengo techo ni recursos, por eso vivo con mi mamá, aunque sueño con tener mi casita; a ella le ayudo con una tarjeta de Comer es primero (que incluye gas y luz) y cuando suele ir a Samaná le doy mil pesos”, comenta.

Felicia, quien reside en Los Girasoles, tiene la suerte como empleada de escuela con tanta extendida de contar con desayuno y almuerzo, pero gasta RD$60.00 cada día de pasajes, equivalentes a unos mil 200 pesos al mes.

“Imagínese usted, aún así los chelitos no me alcanzan para comprar ropas ni zapatos, tengo que esperar que una tía que vive en Estados Unidos me los mande y doy gracias”, dijo con cierto dejo de desaliento.

Afirma que sus hijos, una graduada de profesora, otro de Mercadeo, un agente de la Amet y otro chiripea en Higüey no le pueden ayudar, porque no les alcanza lo poco que consiguen.

En los 13 años que lleva en el plantel en el centro de la capital, se inició con mil 800 pesos y a partir de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana ha mejorado.

Empero, si pudiera emigrar no lo pensaría dos veces, con la idea de lograr más seguridad y techo para su vejez.