“El diagnóstico de la leptospirosis debe ser considerado en cualquier paciente que presente fiebre súbita, escalofríos, inyección conjuntival, dolor de cabeza, mialgia e ictericia, así como historia de exposición ocupacional o recreacional a animales infectados o a un ambiente posiblemente contaminado con orina de animales”, revela la doctora Claudia Blanco.

Si tiene algún síntoma, debe acudir a un médico, recomendándose iniciar la terapia con antibióticos (preferiblemente antes del quinto día desde la aparición de la enfermedad) de los casos sospechosos.

Los casos leves pueden ser tratados con antibióticos orales, pero los severos (icterohemorrágica y/o pulmonar) deben ser ingresados a un centro de salud (unidad de cuidados intensivos preferiblemente), y tratados con antibióticos endovenosos; con una estricta atención al balance de líquidos y electrolitos.

Los médicos nunca deben esperar los resultados del laboratorio para empezar el tratamiento con antibióticos, debido a que las pruebas serológicas no son positivas hasta cerca de una semana después de la aparición de los síntomas.

El tratamiento es más eficaz cuando se inicia lo más pronto posible.

Es importante evitar la inmersión en aguas estancadas potencialmente contaminadas, sobre todo los niños, y lavarse las manos antes de comer y después del contacto con animales, utilizando agua y jabón. Se deben limpiar las superficies contaminadas con cloro.