Cómo atrapé a la "viuda negra" que asesinó a mi hermano

Cómo atrapé a la «viuda negra» que asesinó a mi hermano

Cómo atrapé a la «viuda negra» que asesinó a mi hermano

Lee-Anne Cartier con las cenizas de su hermano Phil en compañía de su otro hermano y su sobrino.

Cuando Phil Nisbet murió en mayo de 2009 el bote de pastillas vacío que encontraron junto a su cuerpo hizo a todo el mundo pensar que se había suicidado.

Pero su hermana, Lee-Anne Cartier, sospechaba algo mucho más siniestro.

«Su peor defecto es que confiaba demasiado en la gente«, afirma Lee-Anne.

Phil era el mayor de cuatro hermanos. Le seguían dos varones, Andrew y Roger, y Lee-Anne era la más pequeña,

«Era el más bueno de la familia», dice su hermana. «Ni siquiera fue al pub hasta cumplir los 21 años».

Esto fue hace 40 años en Nueva Zelanda. Y cuando la familia se fue a vivir a Australia, Phil se quedó atrás.

En mayo del 2009 Phil tenía 47 años y trabajaba como camionero. Fue entonces cuando Lee-Anne recibió una devastadora llamada telefónica.

Phil había muerto. La policía le había encontrado en su camión y creían que se había suicidado.

Un suicidio extraño

Lee-Anne no podía entender por qué su hermano habría querido suicidarse.

«Era demasiado extraño. No sabía nada de Phil desde hacía un par de años, así que realmente no sabía qué había pasado con su vida. No paraba de pensar, ¿qué diablos ocurrió?»

La autopsia mostró que el cuerpo de Phil contenía altos niveles de una droga antihistamínica a la que era alérgico.

Lee-Anne pensó que no le quedaba más remedio que aceptar que había sido un suicidio.

Ayudó a organizar el funeral y viajó a Nueva Zelanda para despedirse de Phil antes de que fuese incinerado. Pero la mujer de Phil, Helen, se negó a dejarle sola con él.

Las dos mujeres no se hablaban desde 2006. El hijo de Lee-Anne, Lance, había ido a Nueva Zelanda a quedarse con Phil y Helen unos días y se había peleado con esta.

Desde aquella pelea Lee-Anne sólo había visto a su hermano una vez, cuando ambos visitaron a sus padres en Australia. Esto fue un par de meses antes de la muerte de Phil.

Helen, la mujer de Phil

A Lee-Anne nunca le había caído bien su cuñada.

«Conocí a Helen por primera vez en 2004, y me pareció la típica ama de casa», dice Lee-Anne. «Pero pronto me di cuenta de que no era una persona emocionalmente estable».

Durante una visita a Nueva Zelanda Lee-Anne visitó la casa de su hermano y encontró a Phil en estado de pánico.

«Helen había intentado suicidarse mediante una sobredosis de insulina, o eso le había dicho a Phil», dice Lee-Anne. «Cuando fui a hablar con ella me dijo ´tal vez me muera´ y me dio la impresión de que no era la primera vez que intentaba algo así».

Y luego, cuando Lance visitó a sus tíos en 2006, Lee-Anne tuvo la sensación de que Helen estaba detrás de la extraña conversación que Phil y Lance tuvieron en el pub.

Era sobre Karen, la primera mujer de Phil y madre de su primer hijo, Ben.

«Phil le preguntó a Lance si podíacontratar a un asesino a sueldo para matar a Karen haciendo que pareciese un accidente», dice Lee-Anne.

«Lance me llamó inmediatamente muy angustiado. Yo le dije que ignorase lo que le había dicho su tío y que evitara tener otra conversación con ellos sobre el tema», recuerda.

Lee-Anne pensó que Helen todavía veía a Karen como una posible rival y quería que desapareciera. Pero en aquel momento todo le pareció tan descabellado que no alertó a la policía.

Las sospechas de Lee-Anne

Después de la muerte de Phil, Lee-Anne retomó el contacto con Helen. Y tras el funeral, esta le llamó por teléfono para decirle que había encontrado una nota de suicidio.

«La nota de suicido que me leyó decía que Ben no era su verdadero hijo», explica Lee-Anne.

Helen también le dijo que el director de la funeraria había tomado una muestra de ADN de Phil y que los resultados mostraban que prácticamente no había posibilidad de que Ben pudiera ser el hijo de Phil.

De ser esto cierto Ben no tendría derecho a recibir el dinero de la póliza de seguro de vida de Phil.

Poco después de esta llamada Lee-Anne voló de regreso a Nueva Zelanda para celebrar el 21 cumpleaños de su hijo, Lance.

Lee-Anne se quedó con Helen en su casa, y Helen le mostró a Lee-Anne la nota de suicidio.

«Abrí la nota y estaba mecanografiada», dice Lee-Anne. «No me fijé mucho en el contenido, pero al llegar al final vi la firma de Phil y me di cuenta de que no era su letra. Lentamente tragué mi bebida y pensé:‘Dios mío, ¡le ha matado ella! Todas las piezas del rompecabezas encajaron en su sitio».

Trabajo de investigación

En ese momento Lee-Anne se dio cuenta de que podía estar en peligro.

«Estaba gritando por dentro y me sentía paralizada. Tenía que ocultar que había descubierto su secreto. Estaba ahí sentada pensando, ¿qué hago?».

Se sirvió otro trago, fue a su habitación y colocó su maleta contra la puerta. La casa estaba a las afueras de la ciudad, por lo que habría tardado una hora en caminar a un lugar seguro. Además si se iba ahora, Helen sabría que había descubierto la verdad«.

«Estaba bastante segura de que no me iba a hacer nada porque habría sido imposible explicar dos muertes en su casa», dice Lee-Anne. «Además mis hijos sabían que me estaba quedando con ella. Pero aun así fue una noche aterradora».

Al día siguiente Lee-Anne llevó a Helen al cumpleaños de su hijo, para que no sospechara nada. Esa misma semana contactó al policía que había tratado el caso de Phil.

Él compartió sus sospechas. La gente no escribe notas de suicidio mecanografiadas, dijo, y pasó la información a otros policías.

Lee-Anne regresó a Australia y reveló al resto de su familia lo que había descubierto.

Su siguiente paso fue hablar con el director de la funeraria que supuestamente había tomado una muestra de ADN del cuerpo de Phil. Él negó vehementemente la historia.

Luego arregló una verdadera prueba de ADN para comparar muestras de sus padres y de Ben. El resultado probó que Ben era definitivamente el hijo de Phil.

La «viuda negra»

También habló con los compañeros de trabajo de Helen.

«La llamaban ‘la viuda negra’ a sus espaldas», dice Lee-Anne. «También me enteré de que Helen les había preguntado sobre veneno para ratas, y le había dicho a uno de sus compañeros de trabajo: ‘No te preocupes por Phil,no estará aquí mucho más tiempo‘.

Mientras realizaba este trabajo de investigación, Lee-Anne intentó evitar que Helen sospechara de ella. Siguió siendo simpática con ella, preguntando por su salud y respondiendo a sus mensajes. Pero un día perdió la paciencia y le reveló que sabía que ella había matado a su hermano.

Lee-Anne mandó toda las pruebas que había descubierto a la policía. Pero, para su asombro, no hicieron nada y Helen continuó libre.

Sin embargo, un año después de la muerte de Phil, Lee-Anne descubrió que podía solicitar una investigación en la oficina del forense.

«Tuvimos una reunión con la forense y traje pruebas para demostrar que la firma en la nota de suicidio no era de Phil. Cuando Helen le enseñó la nota de suicidio a la forense vi que había sido reescrita y ya no tenía firma».

En noviembre de 2010 la forense inició una investigación. Luego vino la larga espera.

El juicio

Seis meses después, se publicaron los resultados de la investigación de la forense. No consideraba que hubiera suficientes pruebas para probar un suicidio.

La policía volvió a abrir el caso, y una vez más Lee-Anne les presentó su evidencia.

Esta vez Helen fue arrestada y acusada no sólo de asesinato pero además de dos intentos de asesinato, como resultado de dos intentos anteriores fallidos de matar a su esposo.

El juicio tuvo lugar finalmente en diciembre de 2013. El último día, cuando el jurado estaba deliberando sobre su decisión, Lee-Anne y su familia llevaron las cenizas de Phil a la sala del juzgado para escuchar el veredicto.

El jurado pronunció el veredicto: culpable.

Helen fue condenada a cadena perpetua, pero puede solicitar la libertad condicional después de 17 años.

La policía elogió a Lee-Anne por su trabajo de detective y se disculpó por los fallos de la primera investigación.

Cinco años después, Lee-Anne está estudiando criminología. Todavía echa de menos a su hermano.



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