En un mundo global y competitivo, la formalización de las relaciones diplomáticas y comerciales con la República Popular China ha abierto un nuevo escenario geopolítico para la República Dominicana en el Caribe que le proporcionará ventajas económicas y políticas.

Actualmente, nuestro país, conforme a los indicadores de análisis geoestratégicos, no representa un actor geopolítico de importancia a nivel planetario. Afirmar lo contrario sería un simple ejercicio de pretensión de un poder irreal.

No obstante, el paso que ha dado para establecimiento de relaciones formales con el gigante asiático le abre un nuevo escenario que le pone a disposición un mercado de 1,400 millones de consumidores que impactaría positivamente en varios renglones de la economía; carteras de financiamientos y programas de cooperación; instalación de empresas que generarán empleos; así como el acceso a organismos y órganos internacionales, como el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.

Esto ocurre en momentos en que se observa una aparente desaparición de la fase hegemónica en el escenario global de parte de Estados Unidos, y en el que la República Popular China emerge con un enorme potencial de influencia, por lo que contar con la República Dominicana como un aliado más en el Caribe también resulta beneficioso a los chinos.

La región del Caribe, particularmente Cuba y la República Dominicana, se ha convertido en un atractivo para el país de Mao Tse Tung. En ambos casos ya cuenta con relaciones diplomáticas y comerciales.

Un estudio dado a conocer a finales del año pasado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd), analiza las fortalezas y debilidades de la zona, establecimiento que la estructura económica de los países que la integran es heterogénea en recursos naturales y grado de industrialización, y la dinámica del crecimiento económico se ve limitada por la baja capacidad de ahorro interno e inserción internacional de las economías nacionales.

Precisa que el Producto Interno Bruto (PIB) se encuentra sectorialmente determinado por actividades de servicios, y solo un reducido número de países alcanza nivel significativo de valor en sectores de la producción material; mientras que la demanda interna resulta altamente dependiente de las importaciones y se ve afectada por las fluctuaciones de precios en el mercado internacional.

Destaca, además, que la población asciende a 42 millones de habitantes, de los cuales 89.6 % se concentra en las Antillas Mayores.

Las economías más grandes son Puerto Rico, Cuba y la República Dominicana, cuya sumatoria representa el 76 % del PIB.

Una mirada a los datos anteriores, refleja que el liderazgo de República Dominicana en el Caribe es innegable, por lo que se comprende el interés de la República Popular China, ya que tendría un potencial aliado, una especie de Estado pivot, en la lucha actual por hegemonía de poder entre las potencias.

El presidente Danilo Medina hizo una interesante movida geoestratégica al formalizar las relaciones con China y, de esa manera abrió un nuevo espacio geopolítico a los intereses del país en esta parte del mundo; en tanto Estados Unidos reaccionaba con el trasnochado argumento de que serían “desestabilizadoras”.

Paradójicamente, el realismo político estadounidense es que ha establecido que no se tiene amigos ni enemigos en el mundo, sino intereses que defender.