La Casa Abierta, que es un conocido centro para la prevención del uso indebido de drogas, está circulando unas estremecedoras reflexiones acerca de un informe rendido por la Dirección General de Prisiones, según el cual “el primer delito que en nuestra sociedad lleva a prisión, es el de las drogas”.

Como señala Casa Abierta, ese dato es una evidencia clara de que en nuestro país vamos de mal en peor, pues hace apenas dos años la violación a las leyes de drogas era el tercer delito y ahora es el primero.

Siempre de la mano del comentario de Casa Abierta, hay que convenir que de nada ha servido la política oficial para combatir el narcotráfico y la drogadicción, por más grandilocuentes que sean los nombres de “seguridad democrática”, “guerra frontal”, “tolerancia cero”, “barrio seguro”, y otros por el estilo.

“Para enfrentar con éxito el problema de las drogas –dice el texto difundido pr Casa Abierta- hace falta un giro completo en las miradas y políticas públicas… Para que el país avance en materia de drogas, simultáneamente al mejoramiento de las medidas de control, es necesario masificar la prevención, definir e incentivar la creación de programas de tratamiento, incluso en los centros penitenciarios…”

Comparto plenamente las preocupaciones de Casa Abierta. La voz de alerta está lanzada y solo espera ser oída y atendida, antes de que se convierta en la voz que clama en el desierto.