Cárceles VIP, solo para sobornados

Cárceles VIP, solo para sobornados

Cárceles VIP, solo para sobornados

German Marte

Se pasaron. La Procuraduría y la Dirección de Prisiones cruzaron la raya de la decencia y cayeron en el servilismo frente a ocho de los 14 imputados de recibir sobornos de Odebrecht, al disponer que se habilitaran celdas especiales para ellos.

Soy partidario de que al preso, sin importar el delito cometido, se le debe tratar como persona, como a un ser humano, no como a un animal. Pero a todos, no a un grupito de adinerados.

Al procurador Jean Alain Rodríguez y a Ysmael Paniagua, director del Nuevo Modelo Penitenciario, les debería dar vergüenza que unos acusados de haber recibido sobornos para favorecer a una empresa extranjera delincuente en perjuicio del Estado dominicano tengan privilegios tan irritantes como hemos visto en este caso.

A los ocho del caso Odebrecht se les trata con todas las consideraciones del mundo, desde aire acondicionado -es el caso del Ángel de La Victoria- planta de emergencia, por si se va la luz, tinacos nuevos, colchones nuevos, muebles de lujo, hornos microondas, entre otras facilidades que ellos y solo ellos tendrán en un sistema carcelario que da más pena que vergüenza. Solo faltó que les pusieran una alfombra roja.

Fueron recibidos como celebridades (claro, no faltaron quienes descargaran toda su rabia e impotencia y les gritaran: “¡Ladrones!”, una palabra que da más duro que una pedrada, un calificativo que quizá no les ajuste a todos, pero que sin duda les toca a muchos de ellos y a otros que siguen en libertad). Porque frente a este caso el Gobierno luce desconcertado y es por eso que mete la pata una y otra vez.

Porque la corrupción es indefendible, y más cuando el pueblo decide levantarse y decir ¡Basta!
Obnubilada de tanto poder y dinero, la cúpula del PLD que controla el Gobierno parece no darse cuenta que la gente está harta (con J) de tanto robo y de que no pase nada.

Por eso salió a marchar vestida de verde, y tiñó de esperanza primero la Capital, luego Santiago, Puerto Plata, San Francisco, Azua y ahora a San Pedro de Macorís, el San Pedro del poeta Mir.

Y sorprende entonces que en medio de un mar de indignación y rebeldía ante los delincuentes de cuello blanco (y morado), la Procuraduría se preste a semejante burla, que consistió en preparar una especie de suite VIP para esta gente, la mayoría de los cuales tiene más dinero que honradez.

Creo que al jefe de los sobornados y los propios sobornados o acusados de ese delito se les debe garantizar unas condiciones dignas en cualquier cárcel donde sean llevados.

Eso es una cosa. Pero es una burla que se les trate como príncipes, como a héroes, mientras al resto de los más de 25 mil internos se les tiene en condiciones infrahumanas.

Con su acción, propia de quien se considera cómplice, subalterno, conmovido o atemorizado, Jean Alain e Ysmael envían un mensaje peligroso: si vas a robar, como dijo el poeta, que sea mucho por favor.

Qué otra cosa significa que a presos comunes los tengan hacinados, durmiendo sobre cartones o en el frío piso, mientras que a los hombres de Odebrecht se les permita amueblar sus espacios con cómodos muebles comprados con dinero tan sucio como la escoria que, dentro de poco, saldrá de las plantas de carbón allá en Punta Catalina.



German Marte

Editor www.eldia.com.do

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