Caperucita, Odebrecht y Bichara

Caperucita, Odebrecht y Bichara

Caperucita, Odebrecht y Bichara

German Marte

«Abuelita, qué ojos más grandes tienes! -¡Para verte mejor!», Caperucita Roja, cuento infantil (Charles Perrault, francés).

La primera reacción de todo periodista que se precie de serlo es dudar de cualquier afirmación que hagan las autoridades, sobre todo cuando se trata de un proyecto como las plantas de Punta Catalina donde, además de grandes intereses, hay más dudas que transparencia.

No es exceso de desconfianza, ni delirios de mentes fértiles cuando de elaborar teorías conspirativas se trata. No, es que nos han demostrado que ya no vivimos en la época de la verdad, sino de la mentira o de la «postverdad, donde lo importante no es que la cosa sea cierta, sino que lo parezca.

Por tanto, cuando recibo una información oficial, lo primero que hago es observar muy bien al gato a ver si tiene o no una quinta pata (y créame que muchas veces la tiene).

Dicho esto, se entiende por qué cuando el Gobierno, a través de la CDEEE, filtró la información de que Odebrecht está reclamando un pago adicional por 708 millones de dólares, lo primero que llegó a mi mente fue: esta es una coartada elaborada de común acuerdo entre dos socios (Gobierno y Odebrecht) para quedar como el «Chapulín Colorado» al enfrentar a la empresa y asegurar (como dijo Rubén Bichara) que no pagarían ni un chele más.

Nos han engañado tantas veces que la teoría del allante parecía lo más lógico, basta recordar la renegociación con Barrick Gold, las visitas sorpresas, los aviones Súper Tucanos. Lo último que uno podría pensar era que en medio de tantos escándalos de corrupción y sobornos a Odebrecht se le iba a ocurrir cobrar otros 708 millones de dólares adicionales a los 2,040 millones a que fue contratada la obra originalmente.

Pero resulta que esa aprehensión mía, que no era exclusiva, podría estar errada, por más lógica que parezca, pues resulta y viene a ser que al parecer los abogados de Odebrecht entienden que la empresa sí puede cobrar ese dinero extra con argumentos legales.

De ser así, se confirmaría nuevamente que no hay crimen perfecto, pues en lugar de una buena coartada, tendríamos al Gobierno ante un grave dilema: pagar y quedar mal, o no pagar, y también quedar mal.

Si paga, al final las plantas de Punta Catalina saldrían por la friolera de 2,708 millones de dólares, lo cual la convertirían en las más caras del mundo, exactamente tres veces el precio que ofertó la competencia china de Odebrecht. Y todavía falta por cuantificar el precio final que tendrá el terreno.

Conste que la Comisión de notables, citando a FTI Consulting, dijo en su informe final que los 2,040 millones de dólares significaba que Punta Catalina estaba 6% más barata que el precio de mercado (¡!). Y si acogemos como bueno y válido el cálculo de la Comisión, y si finalmente el Gobierno paga los 708 millones adicionales que pide Odebrecht, resultaría entonces en un sobrecoste de 28 y 30%.

Somos tan «malos» negociadores que con todo y su fama de mafiosa, Odebrecht tiene al gobierno dominicano a la defensiva: bien sea que pague o que no lo haga; incluso si se trata de una coartada como la que usó el lobo con Caperucita Roja, aunque al final tuvo que confesarle: «…para comerte mejor» .



German Marte

Editor www.eldia.com.do

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